Cuando algo muere, algo nace... asi funciona este ciclo inevitable: El colectivo es eterno; el individuo, mortal.

jueves, 7 de abril de 2011

Sangre y Fuego


Hoy, amigos, os quiero yo hablar
De algo que no se me puede pasar
En torno a una mesa en comodidad
Señores de traje deciden su lealtad

Venidos desde lugares muy lejanos
Sonríen educados como si fueran hermanos
La suerte del ausente está por decidir
Un acuerdo por escrito van a adquirir

Letreros con nombres en sus sillones
Para ordenar esta reunión de mandones
A veces discuten, muy azorados
Otras se sonríen desvergonzados

Y llegado un punto, alguien se levanta
Con un gesto tan serio que a todos espanta
"Comenzaremos la invasión al amanecer
Preparen a sus tropas, no podemos perder"

La junta se levanta, todos en silencio
No entienden las consecuencias de su convenio
El que acaban de firmar tan de repente
¡Que el cielo guarde a esa pobre gente!

Total, siempre pueden disfrutar del invierno
Mientras en otro lugar se desata el infierno
¿Y que ocurrirá con nuestros militares luego?
Que les importa, creen que es un juego

Yo con el joystick nunca he sangrado
No puedo entender qué mosca les ha picado
En fin, supongo que tiene que haber de todo
En este mundo salvaje, trabajar codo con codo

Si quieres salir adelante
Y no morirte de hambre
Todos tenemos que comer
Te puedo llegar a entender

Los señores de traje
Ya recogen su equipaje
Allí ellos ya han cumplido
Ahora a brindar con buen vino

Mientras otros se matan
Y vuestra suerte relatan
Escondidos detrás de la barricada
Con una compañera recién ametrallada

Con la boca seca, llama a su compañero
"Por favor camarada, dame consuelo
Dile a mis hijos cuando acabe este día
Que aquí su madre luchó con valentía"

El soldado piadoso con delicadeza asiente
Los ojos de la chica se cierran suavemente
Entre sonidos de bombas y algún disparo
El médico de batalla se acerca con cuidado

"Lo siento compañero, ella ha fallecido
Sé que la hora es dura, no te des por vencido"
El soldado asiente, con gesto taciturno
Recoge el rifle y acude a su turno

Sobre el cielo un piloto su suerte mide
Un avión enemigo insistente le persigue
Aprieta el botón, se lanzan los misiles
Intenta esquivarlos, no lo consigue

"Halcón abatido, ¡manden ayuda!"
En la falta de efectivos el coronel se escuda
Explota el motor, todo se vuelve rojo
Reza a su rosario con lágrimas de enojo

Sabe que su vida allí va a terminar
Ni siquiera con su novia se pudo casar
Se retira el casco con lágrimas de tristeza
Y rápido se acerca su foto a la cabeza

Quiere verla al menos una última vez
Tiene miedo, y recuerda la timidez
Con la que a ella se declaró hace un mes
Ahora sólo le dejará el dolor que ves

En pleno mar, entre olas de plata
Avanza hacia la costa una gran fragata
Cañones armados, para abrir fuego
"¿Sus órdenes capitán? Arrasad ese pueblo"

"Pero señor, ¡se avistan civiles!"
"¿Acaso no tienes ojos? ¡son enemigos viles!
Abran fuego soldados, ¡es una orden!"
Los marinos obedecen, y una andanada imparten

Con cada nueva oleada, muerte reparten
"Esos no son civiles, ¡que no os coarten!"
Aquella mañana salió a pescar
Para de alguna manera su comida ganar

Regresando al atardecer, en su cena pensaba
Que habrá preparado, ¿tal vez una mariscada?
Levanta la vista, inmerso en sus pensamientos
Al hacerlo divisó horrores grotescos

Ruinas y llamas, nada queda en pié
"Te pedí que los cuidaras, ¡en tí confié!"
Llora desconsolado, su barca zozobra
Ya nada le importa, despacio se ahoga

Lo que cambia la vida del despacho al campo
Lo que cambia tu visión al borde del llanto
Quizá el jefe de estado, siempre tan valiente
Debería ponerse el uniforme y acudir al frente

Cuando en sus propias manos vea su sangre
Y a base de víveres apague su hambre
De vuelta a la reunión, más sabio se vuelva
Aunque cuando eso ocurra, ya no habrá guerra...


No hay comentarios:

Publicar un comentario