Hoy es un día clave
Hoy comienzo esta crónica que me servirá de autoayuda. Canalizar el dolor mediante la pluma, mientras mis dedos teclean frenéticamente mi alma se desprende de esta pesada carga.
Sólo pido la entereza necesaria para rubricar el final, así como tuve la valentía de abrazar el inicio y dar una oportunidad a todo aquel que la mereció. Si por algo se ha caracterizado mi vida es por hacer alarde de un concepto de justicia frío y equidistante. No hay corrección política ni en mi pluma ni en mi voz. Considero la corrección política un cáncer para la expresión artística.
Esta historia de la que escribo hoy esta crónica, como rúbrica final, comenzó hace cinco años. Qué digo cinco, siete si contamos todo contacto previo con la Dama Carmesí (este es el nombre con el que me referiré a ella en sucesivas entregas, como protección a su intimidad). Los inicios no fueron fáciles y estuvieron especialmente marcados por el rechazo. Muy a colación de esto, aprovecho para refutar en lo que a mi concierne aquello de "los extremos se atraen". Hubiera sido bonito que ese mantra hubiese acompañado mi vida, como un gesto poético de rebeldía ante el destino. Pero no ha sido así, y cuando llega el final de una historia así lo hace también la credibilidad de sus versos.
La Dama Carmesí ha sido como un tenue reflejo de inspiración en un lago claro, fuente de inspiración que ha sobrevolado este blog desde su creación. No siempre fue para bien, pero fue una presencia inspiradora sin lugar a dudas y de eso debo dejar constancia. Mi concepto de justicia, como dije antes, es frío y equidistante, incluso en aquellas situaciones en las que me perjudica.
Todo comenzó con un tenue rechazo. La Dama Dorada (esta es otra persona importante para la historia, nuevamente en anonimato) fue una de las principales artífices de que ese rechazo se convirtiese paulatinamente en atracción. Su amistad también fue muy importante para mí, pero si algo me ha demostrado la vida es que muy poca gente permanece al lado de alguien como yo en la adversidad. No fue la excepción. Pero volvamos a la crónica. La Dama Dorada fue la principal artífice de la amistad con la Dama Carmesí, pero ciertamente la posterior atracción fue producto de nuestra propia cosecha. Fue todo muy fugaz, apenas puedo recordar qué provocó el desenlace. Eso me recuerda que la primera ocurrencia de la "Dama Carmesí" al confirmar que estábamos juntos fue escribírselo en SMS a su ex (nota para mí en el futuro). Es cierto que en algunos momentos la apoyé en situaciones delicadas, pero conforme avanzaron los años me he dado cuenta que la mayor parte de lo que le ocurrió probablemente no fue fortuito. Claro siempre tuve tendencia a creerla a ella, a tomarla como un ser desvalido en torno al cual se cernían los males del mundo de modo injusto. Hoy puedo decir que eso no fue exactamente así, que las personas atraemos la desgracia con nuestros actos, con nuestra falta de seriedad, con nuestra frivolidad y con nuestro egoísmo.
Yo era primerizo. No es fácil reconocer esto, pero mi vida sentimental fue un desierto absoluto hasta conocerla a ella. Volviendo la vista atrás, no sabría decirle al lector qué es más desolador: Si aquel desierto de arenas solitarias o las ruinas que han quedado tras esta relación. No sé si volveré a amar y de ser así la persona tendrá que ser muy especial, esta vez sí. No necesito que sea perfecta (como se me ha demandado a mi durante estos cinco años). Soy un enemigo de la perfección, la perfección es aburrida, fría, estática... mortecina. No, no necesito a una persona perfecta, es suficiente con una persona que sea especial para mí. Una persona con la que yo sea feliz, a la que mis peculiaridades no le parezcan "frikis", a la que no le importe lo que digan los demás, que tenga sus propias particularidades y no sea un maniquí estereotípico de lo que debe ser una chica "cool" moderna.
Quizá algún día. Esta vez no voy a forzar las cosas. He aprendido mucho de esta relación en relación a lo que yo quiero... a lo que necesito en mi vida. Sé que lo pasaré mal los próximos días, meses o años. Creo que me dedicaré al estudio y a arreglar otros campos deficitarios de mi vida. Ahora que la Dama Carmesí se ha ido, puedo volver a cuidarme a mi antojo cuando esté preparado, sin tener esa sensación de que soy el único que se esfuerza por estar sano y resultar atractivo físicamente. Todo vendrá rodado desde ese punto, desde el punto en el que me consagre a mi propia salud y a mis estudios. Algún día recogeré los frutos de estas empresas, pero eso es material para otra entrada.
Mi padre siempre me dijo, ya desde el primer día, aquello de "Primer amor, primer dolor". Siempre lo consideré un agorero por ello, pero ahora que soy libre de nuevo caigo en la cuenta de que tiene 30 años más de experiencia que yo en la vida. Tampoco busco que "me lluevan las mujeres", en eso sigo pensando que se equivoca. Prefiero calidad que cantidad, me vale una sóla mujer inteligente y culta a la que le resulte igual de divertido dar un paseo a la luz de la luna que sentarse a echar una partida a la consola con su novio. No necesito estar rodeado, no me siento un "Dandy" ni he pretendido nunca serlo. Incluso aunque me ponga en forma no me sentiré un "Sex Symbol" y, de hecho, me repugna la idea de rodearme de chicas de buen ver que no sean más que carcasas vacías amantes del espejo y la ropa. No, una persona con la que comartir tu vida debe como mínimo compartir tus inquietudes.
Así, cuando todo esto comenzó, me doy cuenta que ya estaba destinado a fracasar. Quizá sea mejor un corazón herido que toda una vida encadenado. Quién sabe...
Lo que sí es cierto es que fueron buenos años, lo pasé bien en el plano vital y sobretodo aprendí que una mujer puede quererme con pasión. Mis probables fallos son bastante sencillos de remediar: Basta con conectar de verdad con la próxima persona. Sentirme no sólo abrazado y besado, sino también comprendido, unido... basta con que ame mi vida con esa persona igual que amo mi vida en solitario. He comprendido que, si bien la primera impresión es importante, no lo es menos todo lo que viene después. He bajado mucho el listón (o subido, según como se mire), ya no sólo deseo a esa idílica mujer bonita por la que todo el local babea, sino a una persona con la que pueda hablar de cosas que me apasionan sin que ponga el "Standby" porque le resultan aburridas, una mujer con la que pueda conversar de muchas cosas, una mujer con la que soñar, con la que hipotetizar. Una mujer inteligente, culta, amante de los debates, con opiniones formadas hasta sobre los temas más inverosímiles, una mujer con la que pueda vivir mi vida y formar una familia, con la que yo esté a gusto.
¿Y si esa mujer no existe o nunca llega? ¿Qué? Bueno, dudo que no exista alguien que cumpla alguno de estos mínimos en todo el país (o en el mundo). Pero si nunca diese con ella, tengo familia. Cultivaré amistades adecuadas a mis inquietudes. No estoy sólo, vivir sólo no implica estarlo. Es cierto que la vida pasa, pero en la sociedad moderna ya no hay un único modo de concluirla.
Fueron buenos años, pero el final de esta cronica estaba predestinado. Agradezco de corazón a todas las personas que mostraron su escepticismo desde el primer día, pero tenía que probarlo. Tenía que probar esto, tenía que llevarlo hasta su máximo apogeo independientemente del final. No me arrepiento de nada, ni siquiera de que me hayan hecho pedazos el corazón tantas veces jugando con el "hemos terminado" que al final quedaba en nada. No me arrepiento de haber muerto cada vez que todo parecía acabarse, hasta que cuando se ha acabado de verdad he respondido con la misma frialdad que un cadáver. Porque es eso lo que soy, un cadáver sentimental producto del chantaje emocional, del capricho ajeno y de la falta de seriedad. Si, han jugado conmigo, este corazón ha sido objeto de los malabarismos más insospechados, más inverosímiles. Pero se acabó y en el mejor momento, ya que ahora puedo afrontar esto con la coraza de tantas veces falsas. De tantas soluciones extemas a problemas sencillos. De tanta frivolidad a la hora de tratar las discrepancias, de tanto desprecio...
Hoy es un día clave. Esta tarde firmaré la crónica de una historia, el final de este bolero de altibajos. Lo haré con la verdad por delante, sin rencores ni reprimendas. No hay vuelta atrás, al menos no para mi. Soy una persona seria pero, sobretodo, soy una persona libre. Y la libertad es algo que ninguna persona tiene derecho a quitarme bajo ningún tipo de chantaje o amenaza.
Continuaré esta crónica cuando me vea con fuerzas para ello, tras afianzar esta nueva etapa. No me importa lo que piensen los demás o a quien culpabilicen de la ruptura. La sociedad es prejuiciosa, distante y está llena de estereotipos. No soy yo quien decidió acabar con esta historia. Me han dejado, si, y lo digo con un enorme orgullo. Lo digo con dignidad pese a mi enorme pesar. Porque es la otra persona la que ha perdido algo, es ella la que tomó esta decisión peregrina ante un problema realmente sencillo. Y ahora ha perdido a un hombre leal, que jamás la utilizó, que siempre fue justo.
La sociedad es libre de elaborar intrincados razonamientos para defender a la parte que creen más débil. Porque la sociedad es débil, a la sociedad no le gustan las personas que escriben este tipo de versos de superación. La sociedad es envidiosa. La sociedad nos quiere ver aplastados y dolientes.
Pero eso no va a ocurrir. No en este caso:
"Y resurgiré de este manto cenizo como un fénix que se eleva más alto aún. Si antes alcancé el cielo, ahora ascenderé hasta las estrellas..."