Cuando algo muere, algo nace... asi funciona este ciclo inevitable: El colectivo es eterno; el individuo, mortal.

sábado, 19 de enero de 2013

Mundo Sombrío


- A veces me pregunto por qué las cosas son así. Y me asusto de pensar que quizá esto se deba a que no tengo metas más simples en la vida que abarquen de antemano mi mente. Pero, aún asi, ¿por que el mundo es así?. Quiero decir, hay personas de todo tipo si, pero realmente no sé si esto es bueno.

 La razón por la que nos hemos diversificado tanto yace en el hecho de que nada se interpone en nuestro camino. Y es triste, porque realmente el único reto que tenemos en la vida es ser superiores a nuestros semejantes. Al menos así piensa la mayoría de la especie humana. Ser superior... ¿para que? ¿en qué sentido?. Muchas de las personas que tenían esta meta en la vida ahora son magnates de multinacionales que explotan a otros semejantes para vivir aún más por encima de ellos si cabe. ¿Por qué?


 ¿Sabes? Mi blog debe tomarse con cautela y filosofía, querido lector. Ya lo dije, a veces reflejo pensamientos muy extremistas dirigidos a mentes equilibradas. Y quizá sea de las pocas personas en el mundo que ante la profecía maya, respiraba aliviado. Aliviado porque en mi opinión, cualquier resolución de dichos escritos me satisfacía. Si caía un meteorito o algo así, la especie a la que pertenezco sería erradicada, lo cual desde un punto de vista neutral (desde el punto de vista que debe ver las cosas Dios por ejemplo), no era sino borrar una especie que ha hecho más mal que bien. No me oirá el lector decir algo que se salga de esta línea. Nuestro bello planeta... está casi arruinado. No me importa lo que digan, el poder y la riqueza, la ambición humana ha destruido el planeta azul. Soy de los que piensan sin embargo que no debe haber dios, porque de haberlo tal y como lo describen las escrituras, no habría esperado al juicio final para bajar aquí y liarse a mamporros con la cantidad de maldad que tienen algunos en posición de poder.


 ¿Pero que puedo decir? El estado actual del mundo refleja la verdadera esencia del corazón humano. Cada vez se vuelve más gris y sombrío el planeta azul, y por desgracia nadie puede hacer nada para evitarlo. Y los que podrían obviamente no quieren, ya que les beneficia enormemente que el mundo se destroce. El dinero... sin duda es el octavo pecado capital de la humanidad. Yo no necesito dinero si tengo para comer y dónde dormir. ¿Para que mas?. Plantéese el lector que la lacra de la moneda sólo desaparecerá cuando una mayoría humana justa deje de usarla. Es entonces cuando los magnates poderosos se darán cuenta de que su enorme fortuna no es más que metal y papel impreso.
Y no tendrán nada...

 Pero son ellos los que han ideado el sistema. Tú y yo jugamos con sus reglas de juego. ¿Acaso los billetes del monopoly valen algo en la vida real? No, porque sólo sirven en el juego. El monopoly es ciertamente una acertada metáfora del mundo real. Ignora la moneda y el poderoso tirano dejará de poder comprarte.

 Claro, eso es fácil decirlo. Pero ¿Cómo va a ocurrir ese milagro?. Hasta los delincuentes que se saltan la ley juegan sin darse cuenta con las reglas del juego del poderoso: Roban dinero. No roban comida, no roban una casa, no roban un ordenador, no puentean la luz de las calles no. Roban dinero. ¿Cómo va a producirse un cambio tan enorme en la humanidad si hasta los delincuentes juegan bajo las normas establecidas?


 La única alternativa que yo veía era un milagro en forma de cataclismo. Sobran humanos, sobro yo y posiblemente sobras tu y otros cuantos millones más de nuestra ignorante especie. Un meteorito o que algún loco tirase la famosa bomba de fusión sería algo así como una bendición. De todos modos, no tengo prisa. La humanidad creará su propio meteorito y atraerá su drástica reducción o directa extinción tarde o temprano. Tan sólo lo lamento por el mundo, que irremediablemente será afectado. Pero el mundo ya sobrevivió a un meteorito del tamaño de la ciudad de Texas (extinción de los dinosaurios), asi que tampoco me preocupan en exceso las consecuencias para el mundo después de que desaparezcamos. Se recuperará.

  Quizá esta sea una entrada un tanto misantrópica, pero dígame el lector: ¿Acaso no somos nosotros una especie que odia fuertemente al planeta en el que vivimos? Somos la única especie de la tierra que odia su propio hogar y lo maltrata. Eso sí, hasta límites que no lleven su destrucción aparejada a la nuestra. Pero ahora yo te digo, querido lector, que igual que existen magnates de multinacionales a los que sólo les importa perforar la tierra para que la humanidad pueda seguir "evolucionando" (eso si, si de paso ellos se sacan un pellizco mejor que mejor), yo y otras personas en el mundo somos más de pensar que nuestra vida es sacrificio suficiente si con ella se reduce o desaparece la especie humana de nuestro bello planeta azul.


 Mi vida como vida de ser humano, es insignificante en comparación con la de nuestro precioso y magnífico planeta, un planeta que nunca hemos merecido. A una especie inteligente como la nuestra no se le puede dar un planeta colmado de recursos para que los desaproveche como le venga en gana, a una especie como la nuestra debería habérsele otorgado un planeta árido y de condiciones extremas. Así, quizá en ese hipotético planeta difícil donde las cosas no estuviesen ahí para cogerlas sin más, es posible que el afamado intelecto humano se dedicase más a crear y menos a destruir como en la tierra.



 A fin de cuentas no se puede destruir nada en un planeta destruído, ¿no?.

Un pequeño esquema del milagro que debería haber ocurrido el 21/12/2012.

martes, 15 de enero de 2013

Fractura Cardíaca


- Carta a un confidente anónimo, ya que los que podrían no quieren oírme:


 De un tiempo a esta parte, a veces uno se zambulle en la nostalgia del recuerdo sin percatarse de la realidad. Del aquí y el ahora. Y en su ilusión, aquella que se afana por recuperar (o puede que sólo por recordar), descubre que las cosas pueden haberse complicado. Así es, querido lector. No reniego de mi culpa, probablemente el año pasado antes de navidad sufrí una crisis sentimental que llevé de un modo discreto y personal. De alguna manera puede que dejase de querer temporalmente. A veces pasa, pero ahí está el esfuerzo por recordar y corregir nuestros errores. Puedo decir que vuelvo a amar, si. Con ganas, este 2013 empieza con ganas de amar. Muchas. Pero hay cosas que no cambian...

 Una amiga mía me dijo hace tiempo que de los problemas de una relación nunca hay un sólo culpable. Aún así, tonto de mi, me afano por reparar un fallo que no es sólo mio. Y la prueba la tiene el lector en este año, que mi propósito ha sido y es recuperar lo perdido, mientras que el de mi pareja es pasar más. Es horrible decirlo así, pero yo no soy de piedra y mi pareja es pésima a la hora de ser diplomática. De hecho, su idea de "pasar" dista mucho de poner excusas melosas y mantener el equilibrio adecuado entre sacar tiempo para ella y mantenerme enamorado. Más bien todo lo contrario.

Pero no quiero volver a pensar aquello.


 Así, me hallo en la tesitura de volverme a formular aquella pregunta tabú:
¿Cuanto aguantaré?.

 Soy una persona que aprecia los gestos. Pero más aprecio aún que se agradezcan mis gestos. De ahí que puedo decir que posiblemente esté saliendo con una persona desagradecida. Una persona a la que sólo le importa lo que se le antoje en este preciso instante. ¿Mis gestos? Ignorados. Me desenamoré de ella el año pasado en gran parte por este rasgo de su carácter, que me resulta muy difícil de manejar aún con ganas como estoy ahora. La falta de cuidado y delicadeza y la falta de memoria para las personas que te quieren. Ese rasgo, que puede que en algunos momentos comparta con ella, es algo que enfrió la relación más de lo que ni siquiera ella sabe. No quiero volver a aquello, pero me doy cuenta que ahora mismo ella tiene el carácter exacto para hacer que este 2013 vuelva a acabar igual que el 2012. Y no quiero...

 ¿Qué importa si en este momento no voy a clase? No es una persuasión válida decirme que quiere verme, a fin de cuentas ayer estuve en la puerta de su casa y la llamé al móvil. Y tuve que volverme a casa. Aún así no me enfadé en su momento. Puede que ahora me halla mosqueado su falta de tacto a la hora de tener en cuenta que ESO fue uno de los gestos que yo solía tener con ella y que trato de recuperar. Una persona agradecida al menos lo tendría en cuenta e intentaría quizá no ser demasiado dura conmigo. Pero eso a mi pareja no parece importarle. A ella sólo le importa el hecho de que no nos vimos, y tiene mil excusas para no coger el teléfono, pero ni un mísero ápice de comprensión por el esfuerzo de mi fracaso (porque si, yo quería verla).

 Pero eso sí, siempre hay algún rasgo negativo que resaltar en mi para excusarse. De toda nuestra relación lo más útil que ella ha sacado es una brillante colección de defectos míos, uno para cada ocasión en la que deba excusar su falta de comprensión. Siempre tiene palabras para elevar el tono de la conversación y propiciar su amada respuesta para este año: "Que mira, que paso..."

 Por supuesto, ella también tiene defectos. Al principio de la relación no los aguantaba nada bien, y de hecho se los echaba en cara cuando tenía ocasión. Ahora he aprendido a amar a una persona imperfecta. Ella por su parte (o así me lo parece) ha absorbido justo la enseñanza contraria. Ha pasado de amar a una persona incondicionalmente a usar sus defectos como parche para tapar los que a ella se le desbordan.


 Y si ahora mismo escribo todo esto aquí es porque realmente me importa. Me importa el camino que esta situación está siguiendo. Me importa que cada día que pasa me siento más incómodo. Me importa que una cara tan bonita se vaya cubriendo poco a poco de la suciedad que otorga el egoísmo y la falta de empatía. ¿Yo? Se supone que yo era el malo de la relación. Siempre me ha gustado ir de malo en todo. Pero ahora estoy cansado de que todo el mundo crea que así es, cuando internamente yo me siento muy desgraciado y dolido, cuando sufro de una fractura cada vez más sangrante en el músculo motor, cuando no todas las lágrimas reflejan el dolor más grande. Algunas personas sufrimos encerrados en nuestro silencio, y gritamos sólo en habitaciones selladas para que nadie nos oiga. Otras gritan y lloran ante cualquier problema.

 En mi tierra hay un dicho: El que no berrea no mama.
Pero a mi no me educaron para aplicarlo.


 ¿Qué camino debería seguir? Lo que si me enseñaron es que hay que luchar contra viento y marea cuando quieres algo. Puede que necesite más tiempo. Estoy corrigiendo muchas cosas: cortando discusiones, intentando complacerla en la medida que me es posible, en fin, cosas que van despacio.

 Pero es difícil. Es difícil ante una persona que te llama mentiroso sin venir a cuento, o que te dice que pasa sin que halla nada que lo propicie en la conversación. Es difícil hablar con una persona que te cuelga el teléfono cuando quiere, hallas terminado o no. Es difícil tratar con una persona a la que vas a visitar y sólo se fija en lo asqueroso que es que te hallas mojado los pies de camino, sin mirar el gesto. Es difícil.


Pero creo que lucharé aún un poco. Es mi propósito para 2013 a fin de cuentas, ¿no?.


viernes, 11 de enero de 2013

Cadena Perpetua



 Sobre un palo de su jaula, el ave posa el vuelo. Cansada del mundo, cansada de la vida, cansada de su eterno cautiverio. Un cautiverio que nació por descuido. No debería el ave haber sido tan descuidada, pensará el lector, pero hay trampas más sofisticadas que una simple red o un cebo...

 No sé que mueve al lector a seguir leyendo el blog de un alma marchita. Pero si es oscuridad lo que buscas, en estas nuevas entradas la encontrarás.


 El ave recuerda con nostalgia los años que pasó volando libremente. Recorrió prados de una belleza sobrenatural, sobrevoló los fríos lagos y las altas montañas. Paró a beber en alguna ocasión de los manantiales más puros, aquellos que no han sido tocados por la mano de la criatura humana. Sintió el calor de los volcanes y el magma fluyente, vivió tremendas aventuras de la mano de su propio instinto. Las selvas y los bosques le ofrecían alimento y cobijo, los altos árboles le ofrecían protección nocturna. Tal es la bondad de la madre de los seres vivos, la gran Pangea. Pero la madre fue esclavizada por la criatura humana, y pronto lo hicieron sus hijos: El resto de seres vivos.

 En primer lugar, espero que el lector comprenda que su comodidad, y la mía, se asienta sobre las almas de miles de seres que habitaron la tierra antes que nosotros, y que aún coexistiendo con nosotros sufren. El que no lo entienda ni es sabio ni merece estar aquí.


 Al ave sólo le queda dejar volar sus recuerdos a través de los barrotes de su jaula. Probablemente su plumaje fue demasiado bello, o tal vez su canto. Tal vez el infortunio se cruzó en uno de sus vuelos, el día de su captura no está claro para este animal. Comer, dormir, estar a salvo de los depredadores... es cierto que ahora goza de ello, pero a cambio ha entregado su propia libertad. La libertad de poder elegir donde dormir, la libertad de decidir qué comer, la libertad de ser presa incluso. ¿De qué sirve su habilidad para sobrevivir encerrada entre esos barrotes de triste bienestar?.

 No me gustaría tener mascotas, querido lector. En su día tuve pájaros enjaulados, y aparentemente eran felices porque nacieron entre esos barrotes, pero puedo asegurarle al lector que el día de sus muertes fui entendiendo poco a poco que ese no es lugar para un ser vivo. ¿Por que adoro los gatos? Porque los gatos son libres. Salen, cazan, corren... los felinos están adaptados al ser humano. Lo que dista mucho de otras mascotas, que simplemente son dependientes o esclavas del ser humano. Hay personas muy cercanas a mi que no distinguen esos dos conceptos, y eso me entristece enormemente.


 El ave mira con nostalgia entre los barrotes hacia una ventana. Ve el cielo azul, por el que solía volar, en el que solía extender sus alas ahora atróficas. Débiles. Desde que la capturaron, no las ha vuelto a necesitar. Sus cadenas son sólidas. Su añoranza es fuerte. El que se autoproclama como su dueño se acerca con más grano para su comedero. Y agua para su bebedero. Le silba en una lengua extraña, que no puede entender. Probablemente espere que el ave entone su melodía. Pídele a un músico que entone un bolero en el funeral de su propia libertad: Por más que lo intente solo emitirá un triste Réquiem, digno del enterramiento que es ahora su vida.

 Supongo que pensar así va en contra de mi futura profesión. ¿Qué tiene de malo? Sólo defiendo la libertad de los seres vivos. Particularmente los perros son una aberración de la madre naturaleza. Un lobo absolutamente perdido en la miseria. Apenas una sombra de su glorioso pasado como cazador, el perro es sin duda el mejor amigo del ser humano... claro, ha de serlo. No sabe vivir de otra manera. Es una especie resignada a su propia esclavitud, dentro de unos años las hembras humanas engendrarán cachorros. ¿No es aberrante tener animales como entretenimiento? Las casas humanas fueron ideadas para seres humanos. ¿Acaso las abejas o las hormigas domestican orugas para que sean sus mascotas?.


 Al ave le han comprado un compañero porque su dueño la veía muy triste. Un pobre animal en la flor de la vida, que ya nació en una jaula. El compañero le habla con entusiasmo al ave. Le pregunta acerca de las cosas de su cárcel. El ave emite un trino lastimero. El compañero nunca estuvo en libertad. ¿Es eso mejor? No, no lo es. El ave se plantea lo afortunada que es, ya que ella pudo sentir durante un tiempo lo que supone ser libre. Su alegre compañero nunca sabrá que hay más allá de sus barrotes, y eso la entristece enormemente. Quizá por eso es tan feliz en ese espacio minúsculo. Nunca aprendió a volar. Ni aprenderá. El ave no mejora. Más bien se entristece al comprobar lo que les depara a sus hijos si algún día los tiene. Una cómoda ignorancia al servicio de su carcelero.

 He tenido la fortuna de estudiar una carrera que, entre otras cosas, me ha enseñado que los animales no deben estar al servicio del ser humano. El ser humano es el tipo de especie despreciable que cree que el mundo está enteramente a su servicio. No quiero tener mascotas querido lector. Puede que el resto de mis congéneres crean que es necesario utilizar animales, pero yo al menos lo evitaré hasta donde sea posible si el fin es meramente lúdico. Para divertirme ya tengo las consolas, los paseos por el parque o los paisajes que ya me brinda la naturaleza. No necesito algo que me lama o me cante.


 El ave ha enfermado. Un humano de blanco la ha examinado, y le ha dicho a su dueño que no es una enfermedad, al menos no si consideramos la tristeza un sentimiento. En tal caso, el ave está enferma de nostalgia. El dueño se defiende, dice que su ave tiene de todo: comida, agua, tratamiento... que no le puede faltar nada. El ave observa con tristeza la discusión entre los barrotes. Si que le falta algo. Le falta la libertad de poder vivir su vida libremente. Pero la criatura humana está ciega. La criatura humana sólo comprende el bienestar del ave pasando por su propio filtro de bienestar previamente. El humano cree que el ave es feliz, solo porque el es feliz. El humano nunca podrá entender a su pequeño huésped, y cuando el ave piensa en ello, su mundo se llena de oscuridad. El ave suspira una última vez, y su mente se llena de recuerdos, de aquellos lugares que visitó, de aquellos olores que dejó de percibir, de la canción que entonaban los árboles del bosque, de la luna en la sabana... y, al final del camino, parece poder volar de nuevo. Pero ya nada es igual. Al final de sus recuerdos, de las mil imágenes, el ave se da cuenta que sólo hay un camino. Despliega sus alas como en un sueño, y atraviesa los barrotes para volar hacia el firmamento. Atrás queda una cáscara vacía, enjaulada, testigo mudo de su largo cautiverio. Y el alegre compañero comienza a comprender la verdad...

 Sirva esta fábula como expiación de mi propia alma, por haber consentido que una mascota entre en mi casa y haya muerto entre estas cuatro paredes sin conocer nunca por sí misma lo que hay más allá de la ventana. Sirva también a todas aquellas personas que tienen mascotas "falsamente libres" para comprender que para un animal, lo más importante es tener la libertad de elegir cuando hacer qué, sin cadenas, horarios o jaulas. Sin supervisación humana, simplemente porque en ese momento le apetece hacerlo.



 Quien tenga ojos que lea, quien tenga corazón que comprenda, y quien no esté deacuerdo que calle, no tiente al destino el lector escéptico, no sea que en otra vida sea mascota y otro dueño de su libertad. Cuidado con sus palabras...





martes, 1 de enero de 2013

Ad Libitum




  Querido lector. Desde hace un tiempo llevo barruntando una hipótesis acerca de la psique humana que creo bastante acertada. ¿Por que? te preguntarás. Me gusta entender a la gente. Ya sabes, a veces hay comportamientos que, por nuestra predisposición ética, educación o valores no compartimos, no podemos comprender o eventualmente incluso denunciamos. Así, para la mayoría de las personas no resulta nada agradable toparse con una persona que siga un "alineamiento moral" diferente.

 En este sentido, he intentado con el paso de los años identificar el comportamiento de los que me rodean en base a unos cánones un poco arbitrarios pero por ello más generales y fáciles de entender. Comprender situaciones incómodas que surgen a raíz de cosas que digo y que a los demás les resultan escandalosas. Pongamos por caso ayer en la cena:

- Hay un hombre que vive en una de las casas de mi abuela. Paga apenas 80 euros al mes, y probablemente destruyó el contrato para que mi pobre yaya no pudiese echarlo. Además, pincha farolas de la calle para "robar" literalmente electricidad. Vive el solo en todo el bloque de viviendas, sin embargo paga la 10ª parte del recibo porque afirma "que es lo que corresponde al gasto de su vivienda" (cosa que el lector podrá comprobar que es mentira, porque a pesar de tener 10 viviendas el bloque está solo). Curiosamente surgió el tema, y toda mi familia empezó a llamarle de ladrón para arriba. Pero he aquí, que en un momento determinado, hice yo un comentario jocoso a mi abuela acerca de que probablemente nosotros (sus nietos) probablemente le sobreviviríamos (vamos, que el tipo no iba a estar en esa casa eternamente). Y toda la familia sin excepción, especialmente mi padre, reprendieron el comentario como "fuera de lugar" o "tentación al destino"...

 Mi explicación es que posiblemente mis padres y yo, aún a pesar de compartir pensamientos negativos acerca de esa persona, tenemos diferente alineamiento moral.

 Quizá el comentario fuese algo bestia, pero no creo que estuviese fuera de lugar según mis principios morales. Recapitulemos, un ladrón que vive del cuento y aprovechándose de mi abuela (una anciana viuda), sale a debate. Todos dan opiniones negativas de el, de su falta de higiene, de lo bandido que es, y, en general, realizando comentarios de tipo hipotético (nadie ha entrado en su casa para ver si de verdad roba o si tiene la casa hecha una ruina). Yo realizo un comentario estadísticamente verificable (basado en el hecho de que todo lo joven en mayoria sobrevive a lo viejo). Y obtengo una reprensión no por la brusquedad del comentario, sino porque supone una "tentativa a la muerte". Se supone que si me pongo en la posición moral de mis padres, diciendo cosas así atraigo la mala fortuna sobre mi. Yo me decanto a pensar que más bien creo la posibilidad de que la vida me sea irónica, no directamente me condeno a morir joven. De ahí mi sorpresa e incomprensión posterior...


 Como puede ver el lector con este ejemplo, está claro que cada ser humano responde a un alineamiento determinado. Yo con el tiempo y con muchas experiencias y pensamientos he acabado por diseñar tres pares de alineamientos morales para las personas del mundo, combinables con la otra mitad pero no entre ellos. Reconozco que los juegos de rol me han ayudado a diseñar este pensamiento, al ser tan curiosamente acertados para esto de las inclinaciones morales de una sociedad o un colectivo:

 - Así yo diría que existen 3 alineamientos morales con los que la gente suele identificarse en relación a su modo de actuar, como son el Orden, el Caos y la Neutralidad.

- Por otro lado, tenemos 3 alineamientos morales con los que la gente se suele identificar en relación a sus motivaciones (ética), que son el Bien, el Mal y el Relativismo.

 Explicando un poco todo esto, estos dos grupos de tres son combinables entre si. Cada persona se rige por la combinación de dos de estos alineamientos morales, pero nunca del mismo grupo. Esto es, puedes ser una persona malvada con tendencia al caos, pero nunca una persona ordenada y caótica al mismo tiempo.

- Digamos que las personas que actúan regidas por principios ordenados tienden a ser metódicas y a respetar las normas sociales, en tanto que las caóticas tienden a anteponer la libertad individual que poseen a las leyes morales de la sociedad en la que viven. Las personas que actúan neutralmente suelen regirse de manera ordenada, pero si en algún momento tienen que violar algún principio moral que les perjudica no dudarán en hacerlo.

- Por su parte, las personas bondadosas siempre anteponen el bien de los demás al suyo propio, de manera altruista, en tanto que las personas malvadas tienden a anteponer sus propios fines a los del colectivo, aún si con ello dañan a muchas personas. Las personas relativistas dependen del momento para respetar a los demás o no, todo dependerá si con ello obtienen un beneficio personal. La diferencia entre el relativista y el malvado es que este último no tiene reparos en dañar a los demás para alcanzar sus fines, en tanto que el relativista evitará hacerlo si posee una vía alternativa para lograr sus fines sin hacer daño.


 Hasta donde me he encontrado, todas las personas del mundo pueden ser encuadradas en una de estas 9 combinaciones de principios morales sin excepción. Véase, estas:

- Bondad y Orden: Personas altruistas que viven respetando las normas sociales establecidas. Se ajustarán si les es posible a lo mejor para todos (justo).
- Bondad y Caos: Personas rebeldes que actúan guiadas por su propia conciencia.
- Bondad y Neutralidad: Personas que siguen sólo las normas justas. Buscan el bien mayor.

- Relatividad y Orden: Personas que siguen ciegamente las normas sociales (buenas o malas). Nunca cuestionan la norma impuesta (simplemente juzgan).
- Relatividad y Caos: Personas que rechazan las normas y actúan a conveniencia personal.
- Relatividad y Neutralidad: Persona moderada que ve cualquier extremo como peligroso.

- Maldad y Orden: Personas metódicas que aplican las normas más crueles en su beneficio.
- Maldad y Caos: Persona malvada que actúa instintiva y destructivamente (psicópatas).
- Maldad y Neutralidad: Personas que adaptan sus actos al egoísmo personal (criminales).

 En general todo el mundo se ciñe a una de estas combinaciones con mayor o menor acierto, de ahí que muchas personas no estén deacuerdo a veces a pesar de que ambas defiendan unas normas que consideran justas, o que creen que son lo mejor para todos. Ampliando el sentido de todo esto, es mucho más probable toparse con una persona que no entiendas a una con la que te compenetres a la perfección. Siempre hay roces, aún entre personas buenas. No hablemos de las personas que son relativistas o neutrales, ya que las posibilidades en este sector se disparan...

 Y esta es la parte en la que yo paso a explicar porque a veces siento que la gente tiene algo contra mí: Según este estudio, yo pertenecería al sector de Relativistas Caóticos.


 Es totalmente cierto, no me considero una persona buena ni mala, pero desde luego siento una gran aversión hacia toda norma que me venga impuesta, especialmente aquellas que me perjudican o me resultan injustas. Por ejemplo, al no ser una persona malvada, intentaría no dañar a los que me rodean o incluso ayudarlos siempre que con ello obtenga algo (sea satisfacción moral, prestigio, etc.), pero desde luego tiendo a no seguir unas normas fijas y tampoco me gusta ayudar a todo el que me encuentro por la calle.

 Entiendo que eso me hace actuar a veces mal, decir "salvajadas" como la de ayer, y no siempre ser una persona predecible o fácil de entender. Pero para mi es cierto que si una persona como el bandido ese que anda aprovechándose de mi abuela es eso, una persona que considero malvada, no tengo reparos en afirmar que estaría mejor muerta (simplemente de viejo, no deseo que lo maten). Eso para una persona más bien Bondadosa y Neutral como mi padre, es una salvajada. ¿Por que? Pues porque el se rige por la máxima de no desear el mal a terceros. Aunque no le agraden sus actos, no adopta pensamientos radicales y caóticos como yo. Mientras yo soy una persona con un concepto del bien y del mal relativos, que en muchas ocasiones afirmo lo que se me viene a la cabeza (aunque esté fuera de la ley o sea malvado), mi padre puede opinar cosas fuera de la ley si no le parecen justas, pero nunca afirma pensamientos malvados (porque se rige por una ley moral de bondad muy fuerte, no desear el mal ajeno ni siquiera mencionándolo).

 Es una de las razones por las que chocamos tanto. El me afirma que soy una persona muy extremista (lo cual es cierto), y probablemente de manera interna dude de mi moralidad. No está muy equivocado, ya que efectivamente no aprobar las normas que aprueba la mayoría me hace extremista, y pensar que las cosas son buenas o malas dependiendo de la situación me convierte en un relativista moral, cosa que en tiempos ya me afirmó mi profesora de filosofía que podía ser muy peligroso, para mi y para los demás...


 ...pero de momento lo llevo bien. Mi dudosa moralidad sólo se plasma en palabras u opiniones crueles de vez en cuando, y el tema de que no me gusta que me impongan restricciones simplemente me hace ser algo más rebelde de lo normal en casi todos los aspectos de mi vida. Saliendo de ahí, nos va bien a mi y a los que me rodean.


 Conozco a muchos tipos de personas, pero es difícil para mi encontrar a muchos completamente buenos o completamente malos. Lo normal que suelo toparme es gente neutral o relativista, alguno bueno de vez en cuando, pocos malos (aunque si que me he topado en mi vida con gente realmente enferma), y de vez en cuando alguien igual que yo. Pero normalmente no me llevo muy bien con esas personas.

 Aunque el hecho de ser como yo tiene el gran e impagable beneficio de la autocrítica. Por decirlo de un modo gráfico, no estoy conforme ni conmigo mismo. Mis actos siempre los acabo cuestionando. Siempre pienso si he obrado mal o bien, si me he equivocado o si podría mejorar algo. Y eso es bueno hasta donde yo concibo la bondad...



 Y ahora sólo queda al lector intentar asimilar esta entrada, quizá sentirse identificado... no sé. Dejo abierta la cuestión: ¿Cual crees que es tu alineamiento social?

Es bueno reflexionar sobre ello a veces.