domingo, 22 de enero de 2012
Ira Calcinante
"Cuando la ira se apaga por el sentimiento de que tu vida no se rige por tus deseos sino por intervenciones ajenas en la misma, sólo quedan los rescoldos saturados de la impotencia"
- Bonito proverbio que se me ocurrió esta misma tarde, mientras hacía balance del día: Ha sido una auténtica porquería, y no me siento orgulloso ni de la noche ni del propio día de hoy, desaprovechado a causa de la desconcentración que me produce mi propia rabia. ¿Que puedo decir de hoy? Estoy extremadamente quemado de todo, te aseguro querido lector que el sentimiento que me inundaba al terminar las navidades era el exacto antagonista del que siento ahora mismo, ahogado por una vida que siempre tuve bajo control hasta que llegó todo esto. ¿Que siento ahora mismo? Siento que ya no soy dueño de mi vida, de mis actos, de mis sentimientos. Si me preguntas hoy si soy feliz, no sabría que responderte...
Estoy enfadado. Enfadado como nunca. El enfado de quien, saturada la ilusión inicial, comienza a ver y descubrir la realidad que le rodea, la realidad que se ha buscado. La nefasta combinación de factores que me hacen escribir esta entrada hoy con el simple fin de desahogarme de una vida truncada completamente a causa de todo esto.
¿Que puedo decir? Ni siquiera se me respeta, siento que tomo absolutamente todas las decisiones acerca de qué hacer con mi tiempo en base a terceras personas que resultan ser extremadamente egoístas cuando les toca elegir a ellas.
He perdido mi físico, he perdido mi planificación en los estudios, he perdido mi tranquilidad, la libertad de decidir que hago con mi tiempo libre, he perdido mi carácter, he perdido la confianza en mi mismo, en el estilo de ropa que me gusta, en la música que siempre he escuchado, he perdido la posibilidad de un nuevo comienzo... ¿a causa de que?
A causa de lo más absurdo, del más simple de los sentimientos que puede experimentar un ser humano, estoy al borde de hacer una estupidez porque no aguanto mi vida.
No aguanto el ritmo ajeno al que se desenvuelve, y la cantidad de chantajes emocionales a los que estoy sometido día tras día... más que chantajes, son en algunos casos auténticas coacciones emocionales lo que sufro... por tonterías.
Hasta el más simple de mis errores desemboca en una coacción emocional.
No sé si buscaba esto para mi vida. No responde a lo que yo he visto en mis padres, a lo que veo en mis primos, no responde a esa relación de unidad firme que al menos ellos aparentan mantener. No veo unidad de pareja, no veo claridad, no veo empatía...
...solo veo caprichos.
¿Qué debo hacer ahora? ¿que puedo hacer ahora?
No lo sé. Ni siquiera sé si puedo mantener la privacidad de este blog.
La sensación de que se está controlando tu vida de un modo que no puedes contraatacar y del que no puedes defenderte es sumamente desagradable. No se lo deseo al lector. No le gustará sentir como cada uno de los minutos de su vida parecen estar ya planificados de antemano, con fatales consecuencias el día que decida saltarse la norma "emocional" impuesta. El castigo es la humillación de sentir que eres siempre el malo.
Es como ahogarse en una jaula sumergida. El mismo agobio. La misma impotencia...
...desearía estallar y calcinar todo lo que se ha convertido en mi vida.
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