miércoles, 9 de marzo de 2011
Oscuridad Plateada
Oscuro es el camino que sigue el que siempre ha vivido en la sombra, cobijo de mil llamas que no sólo alumbran, sino proyectan ese néctar manchado de tinta donde la vida o la muerte se deciden de un sólo corte. Plateada como la Luna, tu filo siempre acompañó los momentos en que mi mente se veía en desventaja.
Este texto es un homenaje a ti, blanca rapaz de afilados bordes. Hoy hemos de cortar, ya que algo nuevo ha surgido. Nuestra historia fue larga y bonita, pero ahora hay otra historia. Siempre recordaré la cadencia de tu argéntea silueta, lo que sentía cuando la cadena que te suspendía rozaba mi piel, indicandome que siempre podría contar contigo si las cosas se ponían feas. Tu me has acompañado larga parte de mi vida, ofreciendome siempre algo a lo que agarrarme...
Muchos me decían que era violento el romance que contigo mantenía, que nada bueno podia traer... ¿que sabrán ellos? Tu empuñadura de ébano fue siempre aquella cuerda que me sacó del oscuro foso de la inseguridad, sólo tocar tu cuerpo me hacía sentir mucho más fuerte... porque en el fondo, nunca he sido tan fuerte.
¿Qué decir para despedirme de ti? Hemos compartido demasiado juntos, sólo recordar el brillo de tus metálicas formas contra la luz de la luna empaña mis ojos de recuerdos, lágrimas de tristeza y alegría, ya que todo debe seguir un camino.
Sabías que este romance no sería eterno, ya me avisaste en su día que la sociedad no te acepta, que todo el mundo habla mal de nuestro compromiso... una vez te juré que sería de por vida, pero debo romper esa promesa hoy, ya que este caballero ha encontrado por fin a su princesa, de ígneos cabellos y argéntea mirada, mecida por el viento, de sonrisa fácil a veces, la pureza de su corazón no se puede expresar con palabras.
Antes de abandonar tu alcoba, mi dulce acero, te contaré que mi princesa yacía en lo alto de una gran torre, blanca y pura, lejos de mi mirada. Esa torre se llama amistad, y se ha derrumbado para dar lugar a un gran castillo llamado amor. Fortaleza inexpugnable que nadie podrá asediar. Derroté a un gran dragón llamado apariencias, que intentó engañarme con vanos rumores y falsos estereotipos. Pero hoy te relato, mi preciosa empuñadura, que no lo consiguió. No necesité tu ayuda en ese caso para derrotarle, tan sólo cerrar los ojos y sentir. Es por esto que hoy acudo a ti con esta despedida, mi dulce y preciosa Sarita. Tu cruzado ya sabe defenderse sólo, y su corazón ya tiene dueña. No llores por mí si no es de felicidad, ya que ahora soy feliz. Adiós, mi dulce filo, y gracias por todo...
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